lunes, febrero 19, 2007

6. Y... ¿le ves el final?

¿Y le ves el final?

Así me dijo un día Nathaly, cuando me preguntó por mi tesis. “Eeeh….sí, más o menos…o sea avanzo mucho y sé para dónde va la cosa yyy…sí, se podría decir que le veo el final” JA! Esa noche se desató mi ansiedad y no dormí y desperté con náuseas y dolor de cabeza y todo pésimo. Aunque ya andaba medio tiritona, esa noche me pasó que me despertaba y respiraba y hacía igual que hacía cuando chica si lloraba mucho rato que los sollozos –la respiración entrecortada- me duraba toda la tarde.

El carrete del viernes que conté en el informe 5 fue muy piola. Con Nathaly fuimos a comer un Doner Kebab (yo tenía hambre, porque me pasó a buscar a la U como a las 9 pm) y después fuimos a un bar que se supone es de los más bohemios de Bruselas y bebi –sí bebi, ella bebió té, que no es beber, sino “tomarse un tecito”- un par de cervezas exquisitas que se llaman Geuze, que son ácidas y un pelito dulces. Mmmh! Conversamos harto, creo que tenemos mucho en común, incluso en nuestras historias amorosas y eso sería todo. A las 12:30 nos fuimos pa´la casa. En su defensa debo decir que no se sentía muy bien. Y al día siguiente no salimos, porque estábamos cansadas y porque no había ningún panorama….buuuuh. Pucha que se echa de menos bailar! El domingo me sacó a pasear y fuimos a Brujas, que es realmente lindo, muy antiguo y romántico. La Venecia del norte, le dicen porque tiene canales, pero esta es más germana. Entramos a una iglesia, estaba terminando la misa y comenzaba la adoración de una reliquia religiosa que se supone -disculpen mi escepticismo- es la sangre de Cristo que se licua en determinadas circunstancias o momentos. Yo le recé y le prendí una vela por mi primo, su mujer y su pequeña hija recién nacida, para que todo salga bien. Para estos efectos, yo creo que importa poco si la sangre es la de Cristo o de fulanito de tal o si es un líquido ferroso cualquiera. Después caminamos por todas las calles curvas, tomamos café y nos fuimos a la playa a Ostende, una ciudad más allá, a comernos el pic nic que yo había llevado. Lo pasamos de lujo.

La semana fue de pega ardua y el miércoles fui a un concierto, en Ancienne Belgique. Es un lugar grande para 2000 personas, como un teatro-disco (como la Blondie pero sobria), osea es un espacio grande con un par de bares, y dos pisos con balconcitos. Fui a ver a Clap Your Hands Say Yeah, mi grupo favorito del año pasado. Me puse bonita, sacrificando la mantención térmica, y partí. Me compré una pequeña petaquita de whiskey que me tomé en el camino porque no sabía si me iban a revisar en la entrada (no me revisaron nada). El concierto estuvo fenomenal, sonaba la raja, y los músicos tocaron espectacularmente, pero ¡estos belgas! Son tan fomes! Escuchaban el concierto como si estuvieran en la ópera. Tiesos, apenas movían un poco la cabeza. ¡Y es rock, por Dios! Yo salté, grité, bailé y canté. Feliz! Era la loca del lugar. De hecho, con el grupo telonero -que no me acuerdo el nombre, pero estaba bueno- bailé harto y como no estaba lleno todavía me moví a mis anchas y cuando me fijé, la gente estaba mucho más cerca entre sí de lo que estaban conmigo. O sea que habían dejado un círculo a mi alrededor. No se les fuera a pegar la diversión!

Nathaly me fue buscar (¡qué amorosa!¿no?) y esa noche fue la noche del espanto que les conté al principio. El jueves en la mañana nos despedimos porque ella partía el domingo de vuelta a Kinshasa y yo me iba a Milán. Me fui a la U, pero no pude trabajar, así que Mauricio me conversó, quizás de qué cosa porque ya se me olvidó. Y a las 3 partí a Italia. Esta cuestión de los transportes en Europa es bien difícil de entender. El pasaje en avión me costó 40 EU (que eran puras tasas porque el pasaje costaba 2 EU ¿?), pero el avión salía de Charleroi, Brussels Sud. Que de “Brussels Sud” no tiene nada, porque es OTRA CIUDAD! Es como ir a tomar un avión a Viña del mar y que a eso le llamen “Santiago West”. Na’que ver! 20 Eu me costó ida y vuelta el bus hasta Charleroi airport. Y 12 EU ida y vuelta el bus entre el aeropuerto de Bergamo (onda Rancagua o San Bernardo), donde aterrizamos, y Milán. Osea que llegar a los aeropuertos me costó casi lo mismo que el vuelo ¿Quién entiende? ¡No tiene sentido!

Antes de hablar de Milán les voy a contar de Bruselas. En mi camino a la U, que es lo primero que vi de la ciudad, paso por los barrios más feos y más pobres (ni comparados con los barrios pobres nuestros en todo caso) así que eso me dio al tiro una perspectiva menos turística de Bruselas. El centro tiene unos edificios de ensueño y unas iglesias para morir de lindas, pero la arquitectura y el crecimiento urbano no ha respetado nada acá. Nathaly, me dijo que incluso podía hablarse de la “bruselización” de una ciudad cuando pasaba eso de que al lado de una de las Catedrales góticas (¿creo?) más hermosa de Europa hay unos edificios modernos horribles, unos de los ’50 y ’60 bien funcionales y más allá unos de espejos…en fin espantoso para el ojo. Hay que mirar haciendo como los cineastas que recortan la visión encuadrando con las manos lo que filmarán. La ciudad es bastante cochina, además. Las calles usualmente tienen basura, plásticos, papeles y eso que está lleno de basureros.

Y una cosa que he confirmado por estos lados (ya me había dado cuenta en España) es que en Chile vivimos rodeados de gente que nos hace unos servicios que nos parecen casi obvios, invisibles y automáticos, pero ¡no lo son! Por ejemplo, acá nadie te toma el equipaje para dejártelo en la guata del bus y nadie te da un tícket que comprueba que te pusieron algo allí. Acá, cada cual se rasca con las propias uñas. Y cada uno pone sus compras del supermercado en las bolsas (que por cierto las venden para desincentivar el uso, la producción y el deshecho de plástico, entonces hay que llevar las propias bolsas o un carrito de feria desde la casa) mientras la vieja de atrás te apura y la cajera te mira con cara de “estúpida, para eso es el mesón del frente, acomode sus cosas con calma más allá” pero no dice nada. No hay gente haciendo el aseo de las calles todos los días, y tampoco las oficinas las asean todos los días. O sea que Pedrito y la Señora Pilar son un lujo, pero de aquellos!! Y por supuesto que no hay cuidadores de auto (lo que adoraría si fuera así en Chile), ni ayuda doméstica –Nana, que uno le llama en Chile, como si fueran las gordas del campo que te daban de mamar de su propia teta del siglo XIX- lo que puede ser positivo o negativo dependiendo de dónde se le mire. Pero siendo bien honestos, ¿quién no aspira a ganar suficiente sueldo como para pagarle a otra persona que te limpie la casa, te lave la ropa y te haga de comer? Yo lo hago y no encuentro que sea una labor de menor categoría, pero claro me pagan mejor por el trabajo intelectual. Aunque a ratos cambiaría la paja mental por la mecánica del escobillón de water, la ciencia del trapero, el sudor del limpiado de vidrios y el olor del cloro. No es menos digno limpiar y cocinar, y es más útil que mucho del trabajo académico o intelectual que se hace en el mundo….pero eso sí es mucho más invisible. Si está bien hecho, nadie lo ve…. Qué triste…Bueno, yo que soy un poco obsesiva lo veo, sí que lo veo, aunque es verdad que es más fácil ver la falla (el chorreado en el refrigerador, el horno microondas con grasa, los dedos en los interruptores de la luz).

Acá me ha tocado lavar a mano. Llevo 2 meses lavando a mano. Excepto por el primer día que llegué a Bruselas que tuve que ir a la lavandería porque traía TODO sucio, el resto ha sido, darle restregando. Y AMO MI LAVADORA AUTOMÁTICA! Y también AMO MI TELEVISOR, que me adormece, me anestesia de la vida, me olvida de mi misma, y es el recreo más cotidiano y más barato que existe. ¡Quiero ver tele! Sobretodo cuando ya estoy cansada de trabajar y en el depto no hay nada que hacer, salvo escuchar música y mirar por la ventana.

Con Cristóbal lo pasé súper bien, fue rico. Conversamos, paseamos, comimos y bebimos un poco. Caminamos por la ciudad, me invitó a comer pizza (¡cómo no?) y yo lo invité a tomar helado, los mejores inventos de los italianos, después del diseño aplicado a los zapatos, la ropa y la decoración (y la pasta, se me olvidaba!). Tiene un bonito departamento, pequeño y comodísimo en el centro, centro. A una cuadra del Duomo. Ideal. Hablamos de la pega, del amor, de los amigos. De la angustia. Me hizo bien.

El sábado me llevó a la casa de Michele, un amigo neurólogo un poco más viejo. Era un pelado, alto, bien hecho que tenía una casa para caerse de rajaaaaaa!!!! Imposible describirla, pero imagínense un espacio enorme de doble altura, con vigas a la vista, biblioteca de madera clara apoteósica hasta el cielo, chimenea donde cabe un cordero, sofás, plantas hermosas, cocina equipadísima grande luminosa…y no conocí su dormitorio, pero debe haber sido espectacular. En Barcelona conocí otro tipo igual, también su casa me dejó boquiabierta. Y el refrigerador!!! No se me pasó fijarme en el refrigerador, que hubiera comida y no sólo ketchup y cerveza, que hubiera aliños, cosas ricas y frescas. Y todo limpio, impecable. Pensé... “¿cómo es que a mi nunca me ha tocado conocer uno así?” No es que me importe el billete, pero es que sería maravilloso enamorarse de un hombre que vive así: uno agarra su maletita, sus churrines, su cepillo de dientes, la crema nivea y se va a instalar allá, se acomoda, y goza de lo que él te da. ¡Regio! Claro que a la hora que el amor se acaba, uno agarra su maletita, sus churrines (que están medio rotos), su cepillo (todo chascón)….y parte igual como llegó pero más vieja y quizás adónde va… ¿Dónde la mamá? Pero al menos no perdió nada en el camino, digo yo. En fin. Nuevos descubrimiento de lo obvio, por Macarena Domínguez. Nunca había pensado en algo así. O quizás imaginaba que en Chile, no existe mucho ese tipo de hombre y que si existe, se trata de un pijecito que heredó la plata del papá, cuico, odioso, cartucho o conservador, o de derecha, o ignorante, o insensible, o culto pero soberbio y arrogante, patrón de fundo, machista y misógino. De esos que quieren una mujer gomero y con los que yo no tengo tema de conversación, ni química en común.
Vamos a tener que probar la hipótesis, las chiquillas solteras que cuenten su experiencia.

Bueno, Milán…La arquitectura es fea, a mis ojos. Muchos edificios iguales: una ventana con arco de medio punto, la otra con un triángulo rectángulo, una con arco, la siguiente triángulo. Bien Romano y poco romántico. Bien duro. La Plaza del Duomo, preciosa, espectacular. Por ahí, hay vestigios del imperio todavía, unas columnas, la puerta de la ciudad. Me pasa con las columnas antiguas (lo hice en Brujas y en Milán) que me da ganas de abrazarlas. Son tan antiguas, llevan tanto tiempo allí…si pudieran hablarnos, han sido testigos de tanto….quizás comprenden….no sé… es como abrazar el tiempo. La gente las fotografía, yo no llevo cámara y las abrazo…otra vez la loca (pero en estos actos vandálicos casi nadie me vió).

El viernes fui abducida, pero no por los OVNIs, sino por una tienda que se llama Promod, que es una “gran tienda” como Almacenes París, pero sólo de ropa de mujer y está en toda Europa y más allá también. O sea muy masiva, muy grande. Perdí la conciencia como por 6 horas y luego me vi en la casa con dos bolsas enormes. No lo pude evitar!! Era demasiado barato!! Más barato que en Chile, porque acá era como la segunda patita y final de la liquidación y sí que rebajan. Me costó un mundo decidirme qué llevar (me probé 80 veces y como media hora cada vez, las clientas me amaron…pero no dijeron nada), todo era bonito y botado. Compré puras cosas lindas para trabajar, en todo caso. También me compré unas botas largas preciosas. No puedo inaugurar mi año laboral vestida con las zapatillas viejas que compré en el líder, las pilchas de universitaria andrajosa con las que he andado en los últimos…..a ver…en los últimos…..16 años?

Creo que el desorden y el rock tendrán un espacio en mi cabellera (que necesita urgente un corte con estilo “Gálvez, Sálvame”), en mi atuendo trataré de cultivar algo más sofisticado y el rock lo dejaré para después de las 6 (¿será ésta una estrategia para creérmela?...no sé…pero, a ver si crezco de una vez! Ya no tengo veintytantos y si seguía así iba a convertirme en esa vieja patética que vimos con la Sole en Madrid pintarrajeada como la Siouxie…¡nooooo! ¡¿dónde están mis asesores de imagen!? Consuelo! Pablo! Mamá… a veces…)

Esa noche no pude dormir desvelada con la estupidez del nervio de cómo me iba a llevar la ropa a Bruselas y luego a Santiago…nadie puede…Ansiedad pura que se agarra de las cosas más inverosímiles para desvelarte. Pero llegó la salvación!! Michele me recetó benzodiacepinas, eeehhhh. Lorazepam de 2,5. Me estoy tomando medio en la noche y todo anda mejor.

Por supuesto que mi inteligencia elaboró un plan perfecto para trasladar mis bártulos, así que no creo que tenga que pagar ni sobrepeso. Jijiji!

Y eso por ahora. Trabajé como china entre lunes y miércoles. Mañana parto a Paris a visitar a la Fran e Ignacio y voy a ver al Seba Campos también, parece. Vuelvo el domingo. Me queda la última semana de pega fuerte y el viernes tengo los pasajes que Gabriel Salas me compró y mandó para ir a Londres hasta el domingo. Ya estoy raja, voy a quedar más raja y mi pega comienza al día siguiente que llego a Santiago! Así que recójanme con espátula, me dan unas energizantes bienvenidas, me llevan al sol, me dejan en la horizontal y me dan pura lechuguita, sandía, duraznos, melón y tunas. Y un bistequito que los echo de menos…

Mil besos y abrazos
Ya falta poco!!
Los quiero
M.

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